EL BILLETE DE 500 €
Anónimo
En la Universidad, un profesor
venía observando que una de sus clases no tenía la motivación suficiente
y estaba detectando que la autoestima estaba cada vez más baja, así que
un día comenzó su conferencia sosteniendo en su mano un billete de 500
euros mientras se lo enseñaba a todo el alumnado.
En el aula había en ese momento más de cien estudiantes a los que les preguntó:
- "¿Quién de ustedes desearía que le regalara este billete de 500 €?"
En el aula había en ese momento más de cien estudiantes a los que les preguntó:
- "¿Quién de ustedes desearía que le regalara este billete de 500 €?"
De inmediato se levantaron muchas manos, tal como era de prever.
El profesor entonces dijo:
- "Le voy a dar estos 500 € a uno de ustedes, pero primero déjenme hacer esto."
El profesor entonces dijo:
- "Le voy a dar estos 500 € a uno de ustedes, pero primero déjenme hacer esto."
De inmediato procedió a estrujar el billete, preguntando después:
- "¿Alguien lo quiere todavía?".
Las manos se levantaron nuevamente y en mayor número que antes.
- "Bien," replicó, "¿qué pasa si yo hago esto?"
Lo tiró al suelo y comenzó a pisarlo con su zapato. Lo levantó del piso, ahora completamente aplastado y sucio.
- "Ahora, quién de ustedes todavía lo quiere?
- "Ahora, quién de ustedes todavía lo quiere?
Otra vez las manos de casi todos los estudiantes se levantaron rápidamente.
- "Bien, pues siganme un momento", dijo mientras salía por la puerta de la clase sin detenerse hasta llegar al exterior del edificio. Esperó a que terminaran de salir sus alumnos y cuando todos de nuevo le habían rodeado, cogió el billete sucio que llevaba aun en su mano y lo tiró a un charco lleno de barro y hojas secas volviendo a pisarlo para que se quedara totalmente inmerso en el lodo.
- "¿Alguien de ustedes lo querría todavía?" preguntó a la concurrencia, volviendo a ver como todas las manos se levantaban de nuevo.
"Queridos alumnos, acaban de aprender la lección más importante del todo el curso".
- "Bien, pues siganme un momento", dijo mientras salía por la puerta de la clase sin detenerse hasta llegar al exterior del edificio. Esperó a que terminaran de salir sus alumnos y cuando todos de nuevo le habían rodeado, cogió el billete sucio que llevaba aun en su mano y lo tiró a un charco lleno de barro y hojas secas volviendo a pisarlo para que se quedara totalmente inmerso en el lodo.
- "¿Alguien de ustedes lo querría todavía?" preguntó a la concurrencia, volviendo a ver como todas las manos se levantaban de nuevo.
"Queridos alumnos, acaban de aprender la lección más importante del todo el curso".
Los alumnos se miraban entre si perplejos sin acabar de entender lo que su viejo profesor quería transmitirles, pero siguió hablando.
"No importa lo que le pasó al billete. Lo he arrugado, tirado al suelo, lo he pisoteado, lo he metido dentro del barro más sucio y aún a pesar de todo ello, ustedes todavía desean tenerlo. ¿Por qué? Sencillo, porque todavía no ha perdido su valor. Todavía vale 500 €."
"Muchas veces en nuestras vidas, somos pisoteados, estrujados, y tirados al barro. La vida y las circunstancias nos hacen pasar por momentos duros y nos sentimos como si fuéramos inservibles, como si no sirviésemos para nada absolutamente.
Sin embargo no importa lo que haya
ocurrido o lo que ocurrirá, ustedes nunca perderán su valor, porque lo
que ustedes valen no reside en la situación que les rodea ni en las
condiciones en que ustedes viven en cada momento, el verdadero valor
reside en su interior y eso nunca cambiará. Y nada, por duro o malo que
ocurra, podrá modificar el valor interior de cada uno de ustedes, no lo
olviden nunca."
"Sucio o limpio, pisoteado, arrugado, o impecablemente planchado, ustedes son lo que hay dentro de cada uno."
El valor de nuestras vidas no se establece por lo que hacemos ni por a quien conocemos sino por los que SOMOS.
Montse García
Fuente: Motivalia.blogspot.com
"Sucio o limpio, pisoteado, arrugado, o impecablemente planchado, ustedes son lo que hay dentro de cada uno."
El valor de nuestras vidas no se establece por lo que hacemos ni por a quien conocemos sino por los que SOMOS.
Montse García
Fuente: Motivalia.blogspot.com