miércoles, 8 de agosto de 2012

HISTORIAS DE ADOLESCENTES: ASERTIVIDAD 3

LA ASERTIVIDAD DE MARÍA (3)

Montse García

El Florero de Porcelana
El Gran Maestro y el Guardián se dividían la administración de un monasterio Zen. Cierto día, el Guardián murió y fue preciso substituirlo. El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.

- Voy a presentarles un problema -dijo el Gran Maestro- y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.

Terminado su corto discurso, colocó un banquito en el centro de la sala. Encima estaba un florero de porcelana seguramente carísimo, con una rosa roja que lo decoraba.

- Éste es el problema -dice el Gran Maestro -resuélvanlo-.

Los discípulos contemplaron perplejos el «problema», por lo que veían los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor. ¿Qué representaba aquello?, ¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?

Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo contemplar el «problema», hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al maestro y a los alumnos, caminó resolutamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.

- Al fin alguien que lo hizo !!! - exclamó el Gran Maestro- Empezaba a dudar de la formación que les hemos dado en todos estos años !!, Usted es el nuevo guardián.
Al volver a su lugar el alumno, el Gran Maestro explicó:

- Yo fui bien claro: dije que ustedes estaban delante de un «problema». No importa cuán bello y fascinante sea un problema, tiene que ser eliminado.

Un problema es un problema; puede ser un florero de porcelana muy caro, un lindo amor que ya no tiene sentido, un camino que precisa ser abandonado, por más que insistimos en recorrerlo porque nos trae confort...

«Solo existe una manera de lidiar con un problema»: atacándolo de frente. En esas horas, no se puede tener piedad, ni ser tentado por el lado fascinante que cualquier conflicto acarrea consigo.

Recuerda que un problema, es un problema. No tiene caso tratar de «acomodarlo» y darle vueltas, si al fin y al cabo ya no es otra cosa más que «UN PROBLEMA».

Déjalo, hazlo a un lado y continúa disfrutando de lo hermoso y lo que vale la pena en la vida. No huyas de él... acaba con él.

Paulo Coelho (Cuento de El Alquimista)

  
Al fin llegó el día siguiente y con él la tranquilidad de contactar conMarta, la psicóloga, para explicarle qué sucedía con María y preguntarle qué eslo que ellos, como padres, podían hacer para ayudarla.

Maribel quedó con Marta para que ésta fuese a hablar con ella en el horarioen el que María estaba en el instituto. Así, el martes, la psicóloga llamó a lapuerta de Maribel a las 10 de la mañana y ésta fue a abrirle un tanto ansiosa.

Cerca de una hora estuvieron hablando Maribel y Marta de todo aquello que,por considerarlo así la psicóloga, era necesario saber para hacerse una idea delo que estaba sucediéndole a la chica y de qué forma se le podría ayudar.

Con las explicaciones de los padres, Marta ya se pudo ir haciendo a la ideade lo que estaba ocurriendo con María y de las posibles estrategias que podría adoptar para  ayudarla,sin embargo, era necesario hablar con la chica para poder valorar el caso de unmodo más exacto y sobre todo para conseguir su colaboración.

Marta pensó que era posible que, como ocurre con muchos adolescentes, se podríaencontrar con una resistencia inicial de María para dejarse ayudar por unapsicóloga. Así que, apoyándose en su experiencia con los chicos de esta edad,propuso a los padres que planteasen la consulta como un problema o preocupaciónfamiliar en el que los padres le pedirían a María su colaboración para podersolucionarlo.

Mientras tanto María estaba sobrellevando como podía el día después de sucolocón y posterior abandono por parte de sus denominados amigos. Marc y Silviaestaban especialmente “graciosillos” y no paraban de contar a todo aquel quequisiera oírlos el ridículo tan espantoso que hizo el día anterior María alfumar marihuana.

-“Es el peor día de mi vida, lo que hay que aguantar”- Pensaba Maríamientras dibujaba sonrisas forzadas a los chicos y chicas de su panda.

- “Hay que ser idiota para sonreír mientras se burlan de una” – Seguíarepitiendo su mente incesantemente mientras se volvía más y más duro forzar suslabios hacia arriba.

Sus ojos empezaron a cuajarse de lágrimas y el nudo que tenía en elestómago empezó a hervir dentro de su cuerpo, haciéndose más caliente a medidaque iba subiendo por su esófago, garganta y finalmente a su boca, desde dondeya, sin poder resistirlo más gritó:

-¡A la mierda joder, estoy harta de vosotros! – Y dando media vuelta semarchó corriendo a encerrarse en el lavabo más próximo que encontró.

Mientras se alejaba podíaoír sus risas y sus comentarios:

-¡Vaya con la mosquita muerta! ¡La ratitaasustada se ha convertido en una leona! Jajajajaja.

Cada una de esas risas eracomo un puñal que se clavaba en su corazón, con el orgullo herido su enfado ibaen aumento …En ese momento sería capaz de hacer cualquier cosa, algunas locuraspasaron fugazmente por su cabeza, desde vengarse de sus compañeros hastaesconderse en su habitación y terminar de una vez con aquella tortura…

”-Respira María, respirahondo. No sigas pensando chorradas que esto no te ayudará” – Se decía a símisma para tranquilizarse.

Algunos compañeros de suclase que observaron la escena se interesaron por María e intentaron que lesdejara entrar en el lavabo para hablar con ella y calmarla, pero la chica sóloquería llorar y que la dejasen en paz. ¡Qué rabia que sentía dentro de sí enaquel momento!

Poco a poco aquella rabiafue dando paso a la vergüenza y al miedo…-“ Pero, ¿qué he hecho? Oh Dios, me hepuesto en evidencia delante de todo el colegio comportándome como una tonta.¿Qué pasará ahora con mis amigos? ¿Y si ya no quieren que sea de su panda, quéharé entonces?”

Al instante siguiente, sintransición su cabeza repetía sin parar – “¿Pero qué clase de tipa soy que dejoque me pierdan el respeto de esta manera y encima quiero arrastrarme para queme dejen volver con ellos?”

Surgía entonces otropensamiento tan incontrolable como el anterior –“ Y sin ellos ¿qué haré yoentonces? No soy divertida, ni especialmente lista, tampoco soy guapa y siendotan sosa lo más seguro es que me quede sola sin amigos, sin panda, sinnada…¡qué idiota he sido al gritarles de esa manera!”

Transcurrió un buen rato yMaría seguía en el baño sin volver a clase, sacó la cabeza por la puertaentreabierta y viendo que no había nadie por los pasillos salió de allí ydisimuladamente se marchó del instituto corriendo hasta su casa.

Afortunadamente sus padresestaban en el trabajo y todavía tardarían un par de horas en llegar a casa, talvez para entonces su rostro no mostraría huellas del llanto y del disgusto dela mañana.

Cuando éstos llegaron a casa, a duras penas consiguiórecomponer su cara y ofrecer una triste sonrisa a sus padres mientras lespreguntaba, dándoles un beso, por cómo les había ido el día. Claro que esegesto no engañaba a nadie, al menos no a sus padres…

Tras una comida silenciosay un tanto tensa, María volvió a su habitación deseando poder hablar con suspadres, estaba segura de que ellos podrían ayudarla, hasta ahora siempre lohabían hecho. Pero…¿cómo podía hacer eso? ¿qué les diría? ¿con catorce años nodebería solucionar esos problemas ella misma?

Toc, toc…era su madre quequería hablar con ella y pedirle una cosa. Su padre ya se había marchado denuevo al trabajo pero su madre al parecer tenía la tarde libre y la necesitabaa ella…Éste sería un buen momento para pedirle ayuda, lo tenía en bandeja… sise atreviera a hacerlo. Pero, ¿por qué no? Su madre la quería mucho y sabía quesiempre estaría a su lado.

Por el momento Maríaprefirió escuchar lo que su madre había ido a decirle, después tal vez seatreviese a contarle su problema…


“La propuesta es que yo me responsabilice, que me haga cargo de mí, que yo termine adueñandome para siempre de mi vida.”  Jorge Bucay

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