PÍLDORAS IE: LOS MIEDOS INFANTILES
Montse García
En esta segunda edición del Curso de Inteligencia Emocional para niños de primaria que imparto en el Colegio Público Carmelo Ripoll de Ontinyent, estoy llevando a cabo una iniciativa que tiene vocación de ayuda para los padres y las familias en general.
Se trata de que una vez al mes comentaré un tema que preocupe especialmente a las familias en general o a algún padre de mis alumnos en particular de modo que escribiré brevemente sobre un tema de interés a la vez que daré unas pautas para manejarlo mejor desde el hogar.
En esta ocasión, y siguiendo la sugerencia de una madre voy a tratar LOS MIEDOS INFANTILES.
1ª PÍLDORA : LOS
MIEDOS INFANTILES
El miedo es una de las emociones básicas que tenemos los seres
humanos y, precisamente por ello, nos ha servido a lo largo de la evolución
para preservar la especie y adaptarnos a
nuestro medio. Hay que tener en cuenta que a especie humana está
biológicamente preparada para aprender respuestas fóbicas a estímulos que
filogenéticamente han constituido una amenaza para la supervivencia de la
especie.
Otro interesante dato a saber es que
los miedos siguen un patrón evolutivo,
por tanto, en la medida en que sepamos cómo se desarrolla dicho patrón sabremos
en un momento dado si los temores que sufren nuestros hijos entran dentro de la
“normalidad” de su desarrollo o bien les están ocasionando verdadero
sufrimiento y deberíais acudir a un psicólogo a que enseñe al niño y a la
familia a controlar estos temores.
Patrón evolutivo de los miedos más comunes que tienen los niños:
7-12 MESES: Miedo a las personas extrañas y a los objetos que
surgen súbitamente.
1 AÑO: Temen a que sus padres se separen de ellos, a ir al baño, a
las heridas y a las personas extrañas.
2 AÑOS: Temen a los ruidos fuertes, a los animales, a la
oscuridad y a que sus padres se separen de ellos.
DE LOS 3 A LOS 5 AÑOS: Disminuyen el miedo a la pérdida
de soporte y a los extraños. Se mantienen el miedo a los ruidos fuertes,
a que sus padres se separen de ellos, a los animales y a la oscuridad. Aumentan
el miedo al daño físico y a las personas disfrazadas.
DE LOS 6 A LOS 8 AÑOS: Disminuyen el miedo a los ruidos
fuertes y a las personas disfrazadas. Se mantienen el miedo a que sus
padres se separen de ellos, a los animales, a la oscuridad y al daño físico. Aumentan
el miedo a los seres imaginarios (brujas, fantasmas, súper-héroes…), a las
tormentas, a la soledad y A LA ESCUELA.
DE LOS 9 A LOS 12 AÑOS: Disminuyen el miedo a la
separación, a la oscuridad, a los seres imaginarios y a la soledad. Se
mantienen el miedo a los animales, al daño físico y a las tormentas. Aumentan
el miedo a la escuela (Exámenes, suspensos), al aspecto físico, a las
relaciones sociales y a la muerte.
DE LOS 13 A LOS 18 AÑOS: Disminuyen
el miedo las tormentas. Se mantienen el miedo a los animales y al daño
físico. Aumentan el miedo a la escuela (Exámenes, suspensos), al aspecto
físico, a las relaciones sociales y a la muerte.
DEBEMOS ALERTARNOS CUANDO:
- · La frecuencia en que un niño se queja de un miedo determinado es muy elevada ya que esto puede indicar que este miedo le hace sufrir y no sabe cómo manejarlo, aunque hay que prestar atención porque el niño podría estar utilizando esta excusa para obtener una ganancia secundaria, esto es, conseguir que sus padres le hagan caso cada vez que él emite una queja.
- · La intensidad de sus reacciones ante el estímulo que le provoca el miedo. Quienes mejor conocen a sus hijos son generalmente los padres y por ello la mayor parte de las veces seremos capaces de determinar si la reacción ante un miedo es verdadera o fingida. Si observamos que la intensidad es alta o muy alta debemos alertarnos y no tratar de restarle importancia a este hecho ni enfadarnos porque el niño está sufriendo.
QUÉ HACER
Los miedos se adquieren por diferentes vías entre ellas está el modelado (observación de alguien que
tiene miedo, padres, familia, películas…), información
negativa o instrucciones verbales ( a veces a los padres y abuelos nos
“encanta” decirles algunos de los riesgos que corren), por aprendizaje directo y también por condicionamiento. Es posible que se genere miedo en los niños que
tengan experiencias vitales
desagradables o traumáticas (presenciar o sufrir malos tratos, accidentes,
muerte de un ser querido….).
En el peor
de los casos los miedos pueden derivar
en trastornos clínicos como fobias específicas, ansiedad generalizada o estrés
postraumático.
Cosas que podemos hacer ante las expresiones de miedo (moderado) de los
niños:
· Estar a su
lado y escucharles pacientemente cuando nos expresen su miedo, sin quitarle importancia, pero
intentando vivir la situación del niño con tranquilidad,
sin mostrar (al menos delante de él) preocupación
o angustia. Recordemos que el modelado (observación de comportamientos de
padres u otros) son patrones que el niño interioriza.
· No forzarle a realizar las conductas que
teme. Tendremos que trazar un plan de forma que podamos crear
aproximaciones sucesivas, poco a poco. La
solución a los miedos no es evitarlos, sino enfrentarnos a ellos, aunque en
el caso de los niños hay que tener paciencia y calma. Nos irá muy bien usar el
juego y la imaginación.
· Es eficaz
utilizar el modelado siendo uno de los padres el que efectúe la conducta temida
para enseñar al niño que no sucede nada, no obstante el modelado es más eficaz cuando el modelo es de la misma edad que el
niño.
· Evitar ridiculizar al niño por sus
miedos, en especial, delante de sus amigos. No reírse de él, no castigar ni
sermonear.
· Que aprenda y practique alguna
técnica de relajación.
· Evitar que vea películas,
juegos o realice actividades que comporten violencia
o miedo.
· Procurar no lanzar mensajes amenazadores
(si no comes llamaré a…, si no te portas bien se lo diré a…)
Si observáis que estos miedos son más severos, persistentes y alteran significativamente el funcionamiento del niño en su entorno familiar, escolar o social, entonces podemos estar ante trastornos que ya no serían parte del patrón evolutivo “normal” sino que deberían ser tratados por un profesional (fobias específicas, trastornos de ansiedad u otros).
Montse García
Col nº CV11233
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