¿QUÉ ES LA ECPATÍA?
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Dice J.L.
González de Rivera, Catedrático de Psiquiatría que “Ecpatía es un nuevo
concepto, complementario de empatía, que permite el apropiado manejo del
contagio emocional y de los sentimientos inducidos”.
González
de Rivera también indica que Ecpatía es lo contrario de la Empatía y se define
como un proceso voluntario de exclusión de sentimientos, actitudes,
pensamientos y motivaciones inducidas por otro.
El
término Empatía es mucho más conocido por todos, muchos sabemos de las
bondades de ser empáticos y lo que la empatía mejora nuestras relaciones
interpersonales. Tomamos pues una de las acepciones más aceptadas de empatía: “La
acción y la capacidad de ser sensible a, comprender o darse cuenta de, los
sentimientos, pensamientos y experiencias de otra persona, sin que estos
sentimientos, pensamientos y experiencias hayan sido comunicados de una manera
objetiva o explícita”.
Después
de leer ambas definiciones tal vez os preguntáis cómo es posible que ambos
conceptos estén relacionados y sean necesarios para una buena gestión
emocional. Leed la siguiente historia budista a ver qué os parece:
Un monje, imbuido de la doctrina budista del amor y
la compasión por todos los seres, encontró en su peregrinar a una leona herida
y hambrienta, tan débil que no podía ni moverse. A su alrededor, leoncitos
recién nacidos gemían intentando extraer una gota de leche de sus secos
pezones. El monje comprendió perfectamente el dolor, desamparo e impotencia de
la leona, no solo por sí misma, sino, sobre todo, por sus cachorros. Entonces,
se tendió junto a ella, ofreciéndose a ser devorado y así salvar sus vidas.
A través de esta pequeña historia
nos damos cuenta de que tal vez es necesario ponerle límites a la empatía ya
que de no ser así podemos llegar a involucrarnos tanto en la vida y los
problemas de los demás que, lejos de ser un pilar de sujeción y ayuda, lo que
conseguimos es dañarnos a nosotros mismos. Por esta razón podemos considerar la ecpatía como
una nueva habilidad compensadora que nos permitirá regular nuestra capacidad
empática.
Como se ha dicho es J.L. González
quien propone este nuevo término Ecpatía, tomado del griego ek-patheia, y que
literalmente significa “sentir fuera”, y que el autor define como “proceso
mental de exclusión activa de los sentimientos inducidos por otros”.
El autor nos aclara que Ecpatía
no es lo mismo que la frialdad, indiferencia o dureza afectiva característica
de las personas carentes de empatía, sino que es una maniobra o acción mental
positiva compensadora de la Empatía,
no su mera carencia.
Fijaos a través de estos ejemplos
en algunas implicaciones que puede tener el desarrollo de esta habilidad
propuesta por González tanto en la vida profesional de algunas personas como en
la personal de otros.
Ejemplo nº 1
Luis acude a la consulta psicológica
porque siente una gran angustia vital. Le cuenta a su psicóloga un tema muy
complejo y duro, mientras que la terapeuta la escucha activamente mostrando una
gran empatía por Luis fruto de la cual se genera una buena relación terapéutica
entre amoas necesaria para el buen funcionamiento de la terapia. Sin embargo,
tras varias sesiones, la empatía que la psicóloga muestra por Luis se va
exacerbando llegando hasta el punto de que se “contagia emocionalmente” de las
emociones negativas que está sintiendo su paciente. ¿Está ayudando la psicóloga
a Luis a solucionar el problema? La respuesta sería NO. La profesional necesita
mantener cierta distancia emocional que le permita “sostener” las emociones de
Luis para poder ayudarle con su problema. ¿Entraría aquí en juego la Ecpatía
compensando el exceso de empatía mostrado?
Ejemplo nº 2.
Ginés es cuidador habitual de
Genaro, padre del primero y enfermo de Alzheimer desde hace 4 años. La
enfermedad que sufre Genaro lo hace
dependiente de su hijo las 24 horas del
día, y éste, queriendo como quiere a su padre, sufre también al ver como día a
día Genaro va perdiendo más facultades y se va deteriorando. Este sufrimiento
de Ginés está propiciado en parte por la empatía que siente hacia su padre y
hacia las circunstancias que le rodean.
Mucha gente le dice a Ginés que
es necesario que ponga freno a ese “contagio emocional”, que debería cuidarse
él para poder ser un cuidador útil, sin embargo para él resulta tremendamente
difícil no dejarse influir por el dolor de ver a su padre en ese estado. Aquí
la Ecpatía sería aquella habilidad que permitiría a Ginés frenar el estrés
emocional que siente ante la enfermedad de su padre.
Por tanto, y a modo de conclusión
la Ecpatía sería la acción mental compensatoria que nos protege de la
inundación afectiva y que impediría que nos dejemos arrastrar por las emociones
ajenas. Así, según dice J.C. Bermejo, “mientras la empatía comporta metafóricamente
hablando “ponerse en el lugar del otro”, la ecpatía comportaría “ponerse en el
propio lugar”, y bien es sabido que ambas cosas son necesarias”.
Montse García
Bibliografía consultada
"Empatía y Ecpatía"- J.L. Gonzáles de Rivera Revuelta- Psiquis, 2004; 25 (6): 243-245
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