ASAMBLEA EN LA CARPINTERÍA (Acerca de la cooperación)
Fuente: Educar las Emociones.Aurores: Mireya Vivas / Domingo Gallego / Belkis González
Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una
reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la
presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa?:
¡Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba todo el tiempo golpeando. El
martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo;
dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.
Ante el
ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la
lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre
tenía fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el
metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el
carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija,
el metro y el tornillo.
Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un
lindo juego de ajedrez. Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la
asamblea reanudó la deliberación.
Fue entonces cuando tomó
la palabra el serrucho, y dijo:
-Señores, ha quedado demostrado que tenemos
defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos
hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos
en la utilidad de nuestros puntos buenos.
La asamblea encontró
entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija
era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era
preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir y hacer
cosas de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar
juntos.
Ocurre lo mismo con los seres humanos. Observad y lo comprobaréis. Es
fácil encontrar defectos, cualquier tonto puede hacerlo, pero encontrar
cualidades, eso es para los espíritus superiores que son capaces de inspirar
todos los éxitos humanos.
Montse García
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