domingo, 31 de agosto de 2014

LA TRICOTILOMANÍA

LA TRICOTILOMANÍA


Montse García
Psicóloga col. nº CV11233


-->
Es posible que algunos de vosotros conozcáis algún caso de tricotilomanía, sin embargo no es habitual que la persona que la sufre haya acudido a un médico o a un profesional de la salud mental a que le diagnostiquen tal trastorno y por tanto aún es más improbable que se haya sometido a tratamiento.

La tricotilomanía es un término acuñado por Hallopeau hace un siglo y es una palabra que proviene del griego “locura de arrancarse el pelo”. Pero, ¿en qué consiste? Para decirlo de un modo sencillo se trata de un trastorno en el que las personas que lo padecen se arrancan los cabellos, el vello de las cejas y pestañas o el vello púbico, el vello corporal o incluso la barba con pérdida abundante y no debido a ninguna enfermedad médica . Entre ellas hay personas que después de arrancarse el pelo muerden o se comen su raíz (tricofagia). Algunas personas pueden limitarse a quitarse el pelo de una zona o de varias de ellas.

 






En el manual diagnóstico editado por el APA en su versión DSM-IV-TR aparece este trastorno dentro de la sección dedicada a los TRASTORNOS DEL CONTROL DE IMPULSOS, junto con el Juego Patológico, el Trastorno explosivo intermitente, la cleptomanía y la piromanía. Estos trastornos se caracterizan por la incapacidad de la persona para resistir un impulso que produce una conducta dañina. Habitualmente, la persona experimenta un aumento de la activación o de la tensión y cuando realiza el acto de arrancarse el pelo es cuando siente un alivio o gratificación, en psicología diríamos que la persona ha sido reforzada negativamente. Incluso después de emitir la conducta es posible tener sentimientos de culpa o de remordimiento.

No obstante en el actual manual diagnóstico DSM-V está encuadrado dentro de los Trastornos obsesivos-compulsivos y trastornos relacionados, pero se sigue denominando Tricotilomanía (trastorno de arrancarse el pelo) y se codifica como 312.39 (F63.3).

Hay casos de personas que tienen este desorden y logran esconderlo durante mucho tiempo ya que en determinadas modalidades como la de arrancarse el pelo de la cabeza, las calvicies que se provocan son relativamente fáciles de ocultar (sobre todo si se tiene el pelo largo).

La mayoría de la gente empieza a arrancarse el cabello entre los 11 y los 13 años, aunque también existen casos de inicio más temprano. Según la investigación si se inicia en la infancia o adolescencia se produce igual en hombres y mujeres, pero cuando el inicio es más tardío hay mayor número de mujeres que de hombres que lo padecen. Dado que es habitual que la tricotilomanía se presente en la época del desarrollo, puede llegar a ser bastante incapacitante ya que los niños o adolescentes que la sufren suelen retraerse, sentir vergüenza, tener problemas de autoestima, etc… que les impiden relacionarse adecuadamente con su entorno.

Aunque aún no hay muchos estudios que respalden los tratamientos efectivos para esta dolencia, en algunos casos el médico puede prescribir algún tipo de medicamento que ayude a controlar una ansiedad excesiva o una sobrecarga de estrés, uno de los fármacos que suelen recetarse es la clomipramida. No obstante en general se considera que la terapia de elección para la Tricotilomanía es la Terapia Cognitivo Conductual. En el marco de esta terapia el psicólogo diseñará un tratamiento compuesto por diferentes técnicas que irá enseñando a utilizar al paciente para que aprenda a hacerse consciente y a controlar este trastorno. Entre este conjunto de técnicas la principal es la llamada Inversión del Hábito de Azrin y Nunn (1973, 1978), método que también ha resultado ser efectivo en tics y en hábitos como morderse la uñas (onicofagia). Otros componentes de este programa son la utilización de técnicas de relajación para el control del estrés, la detención del pensamiento y la restructuración cognitiva.

La tricotilomanía se considera una dolencia crónica, que tiene mejor pronóstico si se ha iniciado en la infancia, lo que no significa que no continuará en etapas posteriores. Puede ser temporal, pero también puede volver con más intensidad posteriormente ya que es recidivante. Sin embargo también puede ocurrir que tras un periodo con tricotilomanía, esta no vuelva a presentarse y su eliminación sea definitiva.

Es recomendable en cualquier caso ir al médico y/o al psicólogo en cuanto se detecten indicios de que exista este trastorno, en el caso de los niños son los padres generalmente quienes primero detectan este comportamiento y también quienes acudirán a solicitar ayuda.

Seguidamente dejo unos links de webs con información interesante sobre la tricotilomanía.






BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA



Vicente E. Caballo (dir)- Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos- Vol.1 Trastornos por ansiedad, sexuales, afectivos y psicóticos.
Morales-Domínguez, Z. (2012). Intervención cognitivo-conductual en un caso de tricotilomanía. Acción Psicológica, 9(2), 131-142 doi: http://dx.doi.org/10.5944/ap.9.2.4111



Compartir En Linkedin

martes, 19 de agosto de 2014

GUÍA : APRENDER A VIVIR CON EL TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO

APRENDER A VIVIR CON EL TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO

Guía para familiares


Barbara L. Van Noppen (Asistente social), Dra. Michele T. Pato y Dr. Steven Rasmussen
Diseño e ilustraciones: graficdiagonal.com

Asociación de Trastornos Obsesivo-Compulsivo

Es importante distinguir entre los rasgos obsesivo compulsivos y los síntomas obsesivo-compulsivos. Según una serie de estudios realizados, casi todo el mundo tiene uno o dos rituales. La diferencia reside en el grado de ansiedad y convicción de la necesidad de realizar la compulsión. Las personas con TOC sienten que no pueden controlar su ansiedad de otra forma que no sea llevando a cabo las compulsiones. Sus cerebros les dicen que si realizan los rituales, sus miedos disminuirán. Es mejor rechazar o identificar esa conducta como un “síntoma”, no como “fallos”. Todos practicamos uno o dos rituales, pero las conductas se convierten en “síntomas” de un trastorno si “no son deseadas” e interfieren en las relaciones sociales o laborales. Cuando una persona no puede controlar las compulsiones, es importante no culparla. Por otro lado, el TOC no debería convertirse en excusa para reducir la funcionalidad. Por otro lado, una vez identificado el TOC, el afectado espera que los familiares asuman sus responsabilidades y así poder evitar determinadas situaciones, lo que rara vez les sirve de ayuda.

A continuación dejo el link para que os bajéis la guía.


Montse García
Compartir En Linkedin